En el sector de la restauración, las medidas de limpieza y conservación tanto de las instalaciones como en la preparación de los alimentos constituyen un factor esencial a la hora de garantizar una buena experiencia a nuestros clientes que favorecerá que vuelvan a visitarnos.
La cocina es un espacio clave a la hora de evitar riesgos para la salud: velar por la adecuada conservación de los ingredientes, la ventilación y limpieza de las instalaciones y utensilios, la gestión de residuos y medidas de higiene por parte del personal que manipula los alimentos nos garantizarán un servicio de máxima calidad.
Además, la disposición de vitrinas protegidas y papeleras en los espacios de atención al público (barra, comedor, terraza) contribuirán a la mayor satisfacción de nuestros comensales y reducirá el riesgo de que sufran accidentes o intoxicaciones de las que podamos resultar civilmente responsables.
FIDELIDADE RECOMIENDA…
🔺 Al revisar el seguro obligatorio de responsabilidad civil en restaurantes y establecimientos similares, debemos comprobar que la cobertura cumple con los requisitos legales de indemnización total y sublímite por víctima de acuerdo con la Comunidad Autónoma donde se encuentre nuestro establecimiento y el aforo del mismo.
🔺 Incluir la responsabilidad civil dentro de una póliza de multirriesgo como Fidelidade Comercio que además cumpla con el requisito obligatorio de disponer de un seguro de incendios, generalmente integrado como parte de las garantías básicas de la póliza.
🔺Confirmar con nuestro agente de seguros personal que se incluya la cobertura de responsabilidad civil y daños en las terrazas en los términos en los que marca el reglamento para la obtención y mantenimiento de las licencias.
Almorzar en un buen restaurante puede ser la mejor experiencia del día o convertirse en una pesadilla si alguien sufre una intoxicación. Un suceso que repercutiría negativamente en la salud de la persona afectada y, a su vez, en la fama y el prestigio del local, que probablemente vería como su clientela se reduce. Para que esto no ocurra, los establecimientos de restauración deben identificar y eliminar todos los posibles riesgos para la salud de sus clientes, adoptando las medidas necesarias que garanticen la completa seguridad de los comensales.
La cocina es un lugar clave, por lo que en ella la higiene ha de ser máxima en todo momento. Allí se produce la manipulación y elaboración de los alimentos, un proceso en el que la limpieza y el cuidado juegan un papel fundamental. Consecuentemente, éstos serán extremos, tanto en la recepción de materias primas, como en la conservación y en la producción final de los diferentes platos.
Es importante contar con ventilación suficiente para evitar la condensación de vapores y humos; y disponer de cubos de basura con cierre hermético y bolsas de un solo uso, así como cámaras frigoríficas con registro de temperatura. Y, finalmente, las despensas y almacenes estarán protegidos de la luz solar y suficientemente aislados para evitar la entrada de insectos y roedores.
Lógicamente, también las zonas destinadas al consumo, como el comedor y la barra, han de encontrarse en perfecto estado de limpieza y desinfección. Para que no se produzca ningún resbalón ni accidente, es recomendable que los suelos sean lisos y que no permitan fácilmente la acumulación de suciedad. El local contará con un número suficiente de papeleras destinadas al público; y con servicios higiénicos aislados del resto de las dependencias, dotados de lavabo, jabón líquido y toallas de papel o no, pero en cualquier caso de un solo uso.
Sin embargo, todo ello no valdría para nada si, una vez elaborados, dejamos los alimentos desprotegidos en la barra, algo que constituiría una enorme imprudencia. Cualquier profesional sabe que es básico cubrirlos con vitrinas es una medida de seguridad tan importante como mantener siempre los platos, vasos y cubiertos en perfecto estado de conservación y limpieza.
El manipulador de alimentos
El manipulador de alimentos tiene la responsabilidad de proteger la salud de los consumidores y evitar intoxicaciones alimentarias, un objetivo irrenunciable que exige tomar las suficientes medidas de prevención. Entre ellas se encuentra llevar ropa de uso exclusivo para el trabajo, incluyendo calzado y gorro.
Pero, sobre todo, el cuidado de sus manos, su principal instrumento de trabajo y, a la vez, la forma más común de transmisión de gérmenes a los alimentos. Por eso, ha de tenerlas perfectamente limpias en todo momento, lavándose periódicamente con agua y jabón líquido abundante y secándose con papel de un solo uso. Existen algunos momentos clave para hacerlo, como el inicio de la jornada de trabajo, después de ir al servicio, cuando se ha estornudado, tocado el pelo, la boca, el teléfono, las llaves…
Por otra parte, las uñas deben ser cortas y permanecer limpias; han de evitarse joyas en manos y muñecas; y si en algún momento se produce una herida en las manos éstas deben protegerse rápidamente con una cubierta impermeable para evitar el contacto con la comida.
Aunque sean medidas evidentes, no dejaremos de recordar también que en las zonas de manipulación y almacenamiento de productos no se debe comer, fumar ni mascar chicle; hay que evitar toser o estornudar sobre los alimentos o los utensilios que van a estar en contacto con ellos; y no se ha de toca la comida directamente con las manos, sino con pinzas, cucharas y otras herramientas dirigidas a ello. Tomar, en definitiva, las medidas necesarias para que nuestro establecimiento cumpla con las medidas de higiene y organización que forman parte de la responsabilidad civil de nuestro establecimiento.
La responsabilidad civil en los establecimientos con actividades recreativas.
La legislación actual en materia de responsabilidad civil enunciada en la Ley 17/1997, de 4 de julio, de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas estipula unas cuantías de indemnización mínimas exigibles a los titulares de establecimientos como salones recreativos, cibersalas, centros de ocio y diversión, boleras, complejos deportivos, gimnasios, restaurantes, autoservicios, cafeterías, bares, y bares-quiosco.
Estas cuantías están sujetas a la normativa que promulgue cada una de las Comunidades Autónomas y tiene en cuenta dos factores esenciales: el capital total a asegurar, que se establece en función del aforo del establecimiento, y el sublímite por víctima, que debe garantizar una cantidad por persona y quedar también reflejado en el contrato.
Por ejemplo, para un restaurante de Málaga con un aforo de 250 personas el capital de responsabilidad civil mínimo contratado será de 526.000€ con un sublímite por víctima de 151.000€.
Estas cantidades deben aparecer en la póliza de seguros expresamente y estar a disposición de las autoridades para comprobar, en caso de inspección, que el establecimiento cumple con la legislación vigente.
En caso de que se produjera alguna reclamación de terceros, este capital asegurado se destinaría a cubrir las indemnizaciones que pudieran derivarse de daños producidos por nuestra actividad comercial. Daños entre los que se incluyen las intoxicaciones alimentarias por los alimentos y bebidas que podamos haber suministrado a nuestros clientes, tanto dentro del local como a domicilio.
También deben contemplar aquellos daños que se puedan producir en las terrazas que hayamos habilitado.
Las terrazas en bares y restaurantes.
Además del establecimiento, la promulgación de nuevas normativas sobre el consumo de tabaco en los lugares públicos, incluidos las cafeterías y restaurantes, han favorecido la proliferación de las terrazas.
Estos espacios, ya sean una anexa al propio local o un espacio en la vía pública, deben haber sido autorizados por el organismo facultado para otorgar la licencia de terraza bien de manera temporal (de primavera a otoño) o permanente (a menudo, acondicionados con estufas exteriores para aclimatarlas en épocas de frío).
Para obtener y conservar la licencia correspondiente, la normativa exige disponer al menos de una póliza de seguro de incendio y otra de responsabilidad civil que cubra expresamente las terrazas. Puesto que somos responsables de los servicios y productos que ofrecemos dentro y fuera de nuestro establecimiento, también deberemos extender las medidas de higiene, seguridad y protección para que queden incluidos dentro de nuestra dinámica habitual.
Algunos seguros multirriesgo como Fidelidade Comercio, una solución que incluye diversas garantías para el negocio en un mismo contrato, ya contemplan dentro de las coberturas de la póliza la extensión de las garantías de daños o responsabilidad civil a las terrazas que se hayan podido habilitar. Una condición que nos faculta para tramitar y conservar la licencia con nuestra póliza sin necesidad de efectuar ningún trámite adicional en nuestro seguro.
Pero además del respaldo que proporciona la póliza en caso de incidentes en estas terrazas, se deben hacer extensivas las medidas de mantenimiento, higiene y seguridad adaptándolos a estos espacios abiertos mediante un plan que incluya las instalaciones, el personal y los utensilios que se empleen en la preparación y el servicio a los clientes. Un plan estructurado y periódico que contribuya a reducir los riesgos para nuestros empleados y garantice que almorzar en nuestro restaurante va a resultar siempre una grata experiencia para todos nuestros clientes.
SOBRE FIDELIDADE.
Fidelidade se integró en mayo de 2014 en el grupo Fosun International Limited, uno de los dos mayores grupos privados de china.
Es la cuarta aseguradora en la península, considerando España y Portugal (donde lidera el mercado con una cuota del 28%) y una de las aseguradoras más antiguas de Europa, cuyos orígenes se remontan a 1808. Desde el año 2001, Fidelidade ha sido galardonada en Portugal con el premio Marca de Confianza que otorgan los consumidores.
Dispone de una red de agencias integrada en la comunidad residente en toda la península y cuenta con un amplio catálogo de seguros de vida, hogar, automóvil, comercio y empresa, entre otros.