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En líneas generales podemos definir los seguros de vida-riesgo como aquellos que cubren fundamentalmente en caso de que se produzca el fallecimiento de la persona que consta como asegurado, bien sea por un accidente o por una enfermedad. No obstante, hay que tener en cuenta que existen situaciones que quedan excluidas de la póliza por constituir contingencias cubiertas por otras soluciones o tan inusuales que contemplarlas supone un agravamiento del riesgo que repercutiría en la prima a pagar de manera injustificada. Es el caso, por ejemplo, de la práctica de deportes profesionales: si en todas las pólizas de vida se incluyera una cobertura en el hipotético caso de que una persona falleciera pilotando en una competición de Fórmula 1, cada asegurado tendría que abonar la parte correspondiente de prima para cubrir esta situación que, sencillamente, no le atañe. Por este motivo, existen seguros personales diseñados para colectivos muy concretos, de manera que las demás personas que estamos expuestos a riesgos generalizados como un accidente doméstico tengamos un seguro de vida que se ajuste a nuestras necesidades cotidianas. Y paguemos una prima en línea con estos riesgos generalizados a los que estamos expuestos.
Además del fallecimiento, algunas soluciones de vida-riesgo como Fidelidade Vida + permiten ampliar la cobertura a los casos de invalidez permanente y absoluta, de manera que también en caso de que una enfermedad o accidente derivara en una invalidez de este tipo para la persona asegurada (que se vería privada de su capacidad para generar ingresos por esta condición), reciba la indemnización correspondiente conforme al capital asegurado y las condiciones del contrato.
Respecto al capital asegurado en la póliza, los criterios a aplicar para determinar la cuantía adecuada en cada caso dependen de diferentes factores, tales como el nivel de ingresos del asegurado, las deudas contraídas o las cargas familiares que tenga. Conviene tener en cuenta, además, que la legislación en materia de seguros de vida admite la concurrencia de varias pólizas para la misma persona asegurada. Por ejemplo, el señor Wang puede tener vigente al mismo tiempo una póliza de fallecimiento e invalidez que cubra el préstamo de su negocio por valor de 50.000€, otra que cubra el préstamo para financiar su coche por valor de 25.000€ y una más que le permita garantizar a su familia que, en caso de fallecimiento o invalidez, dispongan de un capital de 100.000€ para sobrellevar esa situación. Así pues, la misma persona tendría tres pólizas y un capital asegurado total de 175.000€ que él mismo percibirá en caso de invalidez permanente y absoluta, en caso de fallecimiento, iría a los beneficiarios designados en cada póliza.
La contratación de un seguro de vida individual resulta relativamente sencillo: el tomador (quien contrata el seguro) suele ser la misma persona asegurada y bastará con que facilite sus datos personales, elija las coberturas que desea contratar y determine el capital asegurado para conocer el importe de la prima que pagaría por su seguro. Sin embargo, puesto que en estas soluciones la salud del asegurado resulta fundamental ya que queda cubierta la enfermedad, deberá además indicar su estado de salud. Fidelidade ha simplificado este requisito de manera que, en la mayoría de los casos, baste con una declaración de salud telefónica (realizada en mandarín o castellano) para determinar el importe definitivo de la póliza y proceder a su formalización. Sin embargo, en algunos casos puntuales puede hacer falta la realización de un reconocimiento médico presencial, un requisito que Fidelidade coordina y costea íntegramente a través del centro sanitario concertado más cómodo para el cliente.
Para finalizar la contratación, habrá que designar a los beneficiarios de la póliza, que serán los que perciban el capital asegurado en caso de fallecimiento (ya que en caso de invalidez sería el propio asegurado). Si bien la designación del beneficiario es libre, en caso de que no se haya designado a ninguna persona, Fidelidade ya contempla que los beneficiarios sean los herederos legales del asegurado. Pero, ¿cómo pueden saber ellos que el asegurado disponía de una póliza de fallecimiento sobre la que cuentan con derechos en caso de que se produzca?
En España, existe un organismo encargado de registrar las pólizas de fallecimiento vigentes que tiene cada asegurado. Este organismo se denomina Registro de Contratos de Seguro con Cobertura de Fallecimiento y depende del Ministerio de Justicia. Su función es muy simple: mediante una consulta a través de sus oficinas o por vía telemática, una persona puede conocer si el fallecido contaba con una póliza de vida o accidente vigente en el momento de su fallecimiento de la que fuera beneficiario. Con esta información, la persona que efectúa la consulta conoce si es beneficiario de algún seguro y puede requerir a la aseguradora el pago de la indemnización. Si el asegurado contaba con un agente de seguros que se encargaba de los trámites de su póliza, esta persona acompañará al beneficiario en los trámites a seguir para que pueda percibir la indemnización correspondiente por parte de la aseguradora.
Así pues, a la tranquilidad que supone disponer de un seguro de vida que proporcione un capital para sostener el nivel de vida o liquidar deudas, se unen el respaldo ofrecido por el gobierno para garantizar que los beneficiarios sepan de la existencia de este derecho y la ayuda que brinda un agente de seguros para acompañarlos en los trámites. Y garantizar la estabilidad económica de nuestra familia.
Ahora que ya conoces más sobre la importancia de contratar un seguro de vida, para obtener mayor tranquilidad, no lo dudes y contacta con nosotros. En Fidelidade somos expertos en seguros y te garantizamos un servicio adaptado a tus necesidades.
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